Siempre deseé tener una bañera con patas de león doradas. Una de esas antiguas y cuarteadas, llenas de historia. Si yo hubiera tenido una de esas bañeras la habría llenado de agua hirviendo y sales aromáticas, le habría echado mucho gel para que hiciera mucha espuma, tanta que cuando me metiera dentro aguantándo el calor del agua, solo se me viera la cabeza.
Entonces me quedaría allí muy quieto, consciente de mi cuerpo en el agua, y buscaría soluciones a todos mis problemas. Pero nunca tuve una bañera con patas de león doradas, sino una de esos estúpidos platillos de ducha con paredes de cristal que nunca parecen limpios. Siempre creí que era por eso que todo me había ido mal. Pensaba en ello mientras el agua caía de la ducha sobre mi cuerpo y se adhería a los cristales. Pero hace poco conocí a una chica que tenía una bañera de patas de león doradas. Y tenía muchos problemas, montones de ellos. Con su ex-marido, con el banco y con su plaza de aparcamiento. Le pregunté si se daba largos baños con agua hirviendo, con sales y mucha espuma. Me dijo que sólo lo hizo una vez, la primera vez. Pero perdía demasiado tiempo, así que a partir de ahí se duchó, como siempre había hecho. La verdad es que estaba harta de limpiar el óxido en las patas de la bañera. Así que la bese, tan fuerte y tan largo como pude, y mientras la besaba pensé en mis problemas y en los suyos, y en las patas oxidadas de su bañera. Cuando me separé me preguntó por qué lo había hecho, y la verdad es que no supe contestar.
Entonces me quedaría allí muy quieto, consciente de mi cuerpo en el agua, y buscaría soluciones a todos mis problemas. Pero nunca tuve una bañera con patas de león doradas, sino una de esos estúpidos platillos de ducha con paredes de cristal que nunca parecen limpios. Siempre creí que era por eso que todo me había ido mal. Pensaba en ello mientras el agua caía de la ducha sobre mi cuerpo y se adhería a los cristales. Pero hace poco conocí a una chica que tenía una bañera de patas de león doradas. Y tenía muchos problemas, montones de ellos. Con su ex-marido, con el banco y con su plaza de aparcamiento. Le pregunté si se daba largos baños con agua hirviendo, con sales y mucha espuma. Me dijo que sólo lo hizo una vez, la primera vez. Pero perdía demasiado tiempo, así que a partir de ahí se duchó, como siempre había hecho. La verdad es que estaba harta de limpiar el óxido en las patas de la bañera. Así que la bese, tan fuerte y tan largo como pude, y mientras la besaba pensé en mis problemas y en los suyos, y en las patas oxidadas de su bañera. Cuando me separé me preguntó por qué lo había hecho, y la verdad es que no supe contestar.
?Para cuándo un libro que recopile todos tus relatos cortos, maestro?
ReplyDeleteEs que aun no tengo tantos como para un libro, Javier! Pero sigo trabajando, no lo dudes.
ReplyDeleteNo dejes que te engañe, Javier: Miente como un bellaco.
ReplyDeleteLo sé. Y espero que pronto saque algo.
ReplyDeleteHay muchos seguidores en Alcalá que lo desean ansiosamente.
www.lalibreriadejavier.com
Las bañeras con patas (las de león doradas, también) tienen el reborde redondeado y no se pueden poner velas...¿de qué sirven las sales, la espuma y el agua hirviendo sin velas?
ReplyDeleteComo se te nota que has estado en Japón y has conocido los baños de allí...
ReplyDeleteEstimado Santiago:
ReplyDeleteGracias por difundir este tipo de bañeras. Nosotros nos dedicamos en exclusiva a la decoración clásica de baño desde hace bastantes años ya que sabemos que hay gente a la que le apasiona. Y las bañeras de patas son nuestras piezas estrella.
Existen varios modelos y tamaños para todos los gustos y espacios.
En nuestra web podréis encontrar más información al respecto.
Baños con encanto, decoración clásica de baño
www.banosconencanto.com
Estimado Santiago:
ReplyDeleteUn bonito relato el de la bañera.
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